jueves, 6 de septiembre de 2012

CAP 1: ¡PLAF!




—¡Este es el camion! ¡Aguántalo que de aquí voy a tomar para los cilindros! ¡Trae la carretilla!

Este es mi día a día en la obra. Muestrear camiones de premezclado, hacer ensayos de asentamiento, fabricar cilindros, tomar densidades en los rellenos rogando que los locos de los operadores no me pasen una máquina por encima, encaramarme en los camiones para tomar temperatura de la mezcla asfáltica y recibir las papeletas de entrega como si yo fuera «chequeador», y al final del día regresar a la oficina a pasar todo en limpio para archivar  y preparar los informes. No me pagan mucho, pero aprendo cada día y eso me mantiene muy entusiasmado.


—¡Dale, poco a poco!, le grito al chofer del trompo de concreto para que descargue un bache en mi carretilla y ¡plaf! Que me ensucia toda la camisa…otra vez.



Me gradué de ingeniero civil hace un par de meses y tengo un mes trabajando aquí como laboratorista de control de calidad, pero esta gente no se cansa de hacerme bautizos a cada rato. ¿Quién me manda a graduarme de 20 años? Además, esta delgadez y esta cara de chamo que no me ayudan. Debí haberme ido un año a estudiar inglés en Atlanta, como me aconsejaron, o haberme ido de mochilero a Europa.

Estaba sumido en mis pensamientos mientras le daba los golpes con la barra a la mezcla dentro de los moldes para elaborar los cilindros de concreto cuando siento detrás de mí una voz gruesa que me reclama.

—No está dando 25 golpes a cada capa.

Me detengo y me vuelvo para dar la cara a quien me interrumpe. Se trata de un hombre de estatura mediana, en sus cincuenta años. Por lo que me deja ver su impecable indumentaria de seguridad, es de tez morena y talante adusto. Su carnet tenía el escandaloso color naranja de mi cliente. Me di cuenta que por estar distraído muy posiblemente no estuve dando los golpes que había que darles, pero no estaba dispuesto a aceptar mi equivocación. Intenté un recurso de defensa pero fui interrumpido por una avalancha de reclamos antes de poder articular siquiera una frase.

—Le he estado supervisando. No tomó el bache de muestra de los tres tercios del camión, sino solo del primero. Su gabinete de transporte de cilindros no tiene aserrín. Además, no usa Ud. un nivel para asegurar la horizontalidad de la base en el ensayo con Cono de Abrams.

 Para ese momento ya teníamos al rededor un buen número de obreros que curiosos no querían perderse el más mínimo detalle de la incipiente discusión. Si bien esta gente no me respetaba por mi juventud, yo sentía que al menos tenían alguna reserva por lo que hubiera podido yo haber aprendido en la universidad, y mi ego me decía que era el momento de defender esa mínima reserva a toda costa, si quería permanecer «con vida» en esa obra.  

—Creo que se equivoca, señor…

—Vicente Guerrero, ingeniero civil y gerente de QA/QC de esta obra, me dijo marcando cada palabra con sobrada autoridad, casi sin dejar ver su dentadura, y en un impecable español con acento mexicano.

—Ing. Guerrero, creo que se equivoca. El procedimiento por el que fui entrenado no hace referencia a esos detalles—dije con la verdad, y el número de golpes que estoy aplicando es el correcto—aquí sí mentí.

Los obreros estaban haciendo la delicia. Lo que estaba sucediendo iba a dar comida para el cotilleo por varias semanas. 

Guerrero se acercó a mí hasta poder leer mi carnet sin ningún escrúpulo.

—López, Carlos, Laboratorista. 

Y luego de una breve pausa que pareció eterna agregó.

—Ud. trabaja para mí. Tengo derecho de preguntarle cuál es ese procedimiento por el que fue entrenado.

Empecé a sudar frío. Realmente el entrenamiento que recibí fue una tarde que uno de los laboratoristas de mi empresa me explicó cómo hacer los ensayos y eso es lo que repetía de memoria. Pero presentía que Guerrero me estaba preguntando por algún procedimiento estándar. Sin saber de dónde me salieron esas palabras le dije en tono fuerte pero no convencido:

—ASTM, el procedimiento por el que fui entrenado es ASTM.

—¿ASTM?, preguntó como si no creyera lo que le estaba diciendo. ¿Qué número? ¿Qué año de actualización?

Me sentí desnudo. Mi cara debió haber sido un poema.

—Aaahorita no lo recuerdo, pero puedo ir a la oficina, buscar el documento y comprobarle lo que digo.

—Bien, López, vaya a su oficina y nos vemos en este mismo sitio en una hora.

Mientras manejaba de regreso a mi oficina pensaba con la angustia de quien ha cometido un pecado que clama al Cielo. 

—En qué lío me he metido. Yo y  mi bocota. ¿De dónde salió este sabelotodo?

Llegué a la oficina con cara de haber perdido un ser querido, pero con la esperanza de encontrar algún argumento para defenderme de Guerrero. Solo pensaba en el gesto morboso de los obreros esperando mi error para engullir lo que quedaba de mi reputación en un solo intento. 

Le comenté a mi jefe lo sucedido y se dio cuenta del problema; en parte lo que me pasaba también era su responsabilidad y, de confirmarse, también su error por no haberme entrenado adecuadamente. De la pequeña biblioteca de la oficina, me consiguió un par de gruesos y empolvados ejemplares de las normas ASTM para suelos y concreto, respectivamente, pero desactualizadas hace 10 años. Bueno, esto no debe haber cambiado mucho, pensé rápido tratando de tranquilizarme.

Hojeé el libro de lado a lado con desesperación tratando de encontrar  algún estándar que se le pareciera a tomar muestras para cilindros. Agradecí a todos los santos haber aprendido inglés con cierto dominio. Finalmente encontré lo que buscaba: «ASTM C 172: Standard Practice for Sampling Freshly Mixed Concrete».

Mientras leía el estándar mi esperanza se esfumaba como agua entre los dedos, se fugaba el color de mis mejillas. Me daba cuenta de que el procedimiento tenía no solo los detalles que me pedía Guerrero, sino muchos más y que yo desconocía. ¡Plaf! Volvió ese sonido a mis oídos, pero en vez de en mi pecho, esta vez me estalló en la cara. Y hablando de cara…

—¿Con qué cara me le voy a presentar a Guerrero?, pensé en voz alta, ¿con qué cara me le voy a presentar a los obreros? Pensé en voz alta mientras se me helaba la sangre.

—¤—

Freddy J. Sánchez-Leal.
@ramcodesCEO 










Lee el segundo capítulo: UN DISCÍPULO Y UN MAESTRO en:  http://blogramcodes.blogspot.com/2012/09/un-discipulo-y-un-maestro.html







26 comentarios:

  1. Muy buena anécdota! en espera de más no todas se pierden :)

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    1. ¡Hola! Muchas gracias. Sí, la intención es subir una semanal con las peripecias de este novel ingeniero Carlos López. Así tal cual es, no se pierden todas. Veamos qué sucede ahora al enfrentarse con Guerrero...y los obreros. :)

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  2. Pues vamos a ver como se defiende mientras aprende!!

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  3. gracias, realmente disfruté tu relato. sin duda, situaciones similares a la del protagonista de la anécdota, las han vivido muchos de los principiantes y otros no tan nuevos, en esas labores..

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  4. Chamo! A veces es mejor decir "lo siento, la cagué..." en vez de defender lo indefendible... Pero, estas experiencias JAMAS se le olvidaran al novato...

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    1. Victor, mi pana, muchas gracias por el aporte de tu comentario. Abrazo a la familia y saludos a toda RD.

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  5. Excelente relato muchos de nosotros hemos vivido algo similar. Saludos.

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    1. Diego, muchas gracias por tu comentario. Es un gusto saber eso. Saludos y ya sabes que el próximo jueves seguimos con el relato. Saludos.

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  6. jajaja muy bueno a todos nos acurre algo as en algun momento. me ha pasado y he aprendido bastante del que en su debido momento me da mi trancazo.

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    1. Manuel, muchas gracias por la estupenda contribución de tu comentario. Si gustas, comparte este artículo con otros colegas. Ya sabes, el próximo jueves esta historia continúa. Saludos.

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  7. Yo igual soy recién graduado, y estoy pasando por experiencias similares, solo que yo estoy en el área de presupuestos.
    Haber si un día me doy el animo de relatar una de mis tantas aventuras.

    Saludos desde México.

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    1. José, me complace mucho este comentario. Claro que sí, aquí en este espacio puedes publicar tu anécdota que con toda seguridad será muy bien recibida. Por cierto ¿ya leíste el 2do capítulo? http://blogramcodes.blogspot.com/2012/09/un-discipulo-y-un-maestro.html

      Un gran saludo para México. ¿Ya imaginas en qué pueblo de Guerrero nació el Vicente Guerrero de esta historia?

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  8. Sr freddy, ese carlos lopez se refiere al carlos lopez que fué laboratorista en el tigre???

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    1. No, este Carlos no es el buen amigo Carlos Lopez De El Tigre.

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  9. Me encanta este bolg por lo fresco, lo que pretende y los que nos deja ver... Todos tenemos nuestro Carlos por dentro y la tarea es reconocerlo para aprender... Excelente Freddy... Apenada contigo por no darte respuesta de lo q me solicitaste el año pasado y intente buscar tu correo y no lo consegui... Por favor si aun puedo ayudarte enviamelo nuevamente para recordar exactamente lo que necesitabas... Prometo constestar inmediatamente, permiteme rectificar.

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    1. María Alejandra, muchas gracias por este sabroso comentario y por tu respuesta.
      No te preocupes. Mira, ese trabajo lo terminamos pero le sigue faltando una revisión desde tu ojo profesional. Voy a juntarlo todo y te lo envío para una nueva consulta.
      Abrazo,
      Freddy.

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  10. Recuerdo (1964) siendo aun laboratorista y con 20 años y VI semestre llegué con mi concha y cono para tomar un cilindro. Paré a un obrero que venía con un carretón hacia la base de un muro que estaban vaciando. El maestro le hizo una seña al obrero y este me rodeó y siguió para la zanja. El maestro me dijo: No vale, ese no es el de la prueba! Siempre lo conté en clases para estar preparados contra la trampa.

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Mariangely, muchas gracias por el comentario. Pues yo diría que hay que estudiar mucho, prepararse, analizar y amar lo que uno hace. La ingeniería no es distinta de la vida misma; con base en esto, al hablar hay que primero escuchar y siempre pensar que uno es dueño de lo que calla, pero esclavo de lo que dice. Pero no te angusties, el fracaso es siempre bienvenido porque el éxito viene de los buenos resultados, los buenos resultados vienen del buen juicio. A su vez, el buen juicio viene de la experiencia, y la experiencia viene de aprender de los fracasos. Así que no le temas a fracasar porque el fracaso no es lo opuesto al éxito; en tanto que la mediocridad sí lo es. Saludos y hasta la próxima.

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  12. me encantaa quiero seguir leyendo :) excelente blog, novela, sencillamente me encanta como adaptas todo a la realidad..... solo te digo algo me pusiste nerviosa :/ pero siempre hay una primera vez uno nunca se las sabe todas y hay momentos que bueno.... en mi particular pienso que hay q estar relajado y analizar bn las preguntas qe te hacen pero sin tardar demasiado, se que los nervios traicionan y uno dice lo primero qe le viene a la cabeza, pero siempre me han dicho "que por mas novato que sea, uno no debe quedarse callado porque??" mi respuesta es que si uno calla quedara como que no sabe nada o qe se yo y ahorita los Ing deben ser analistas, tener propuestas, e innovadores no se si es q lo he visto día día... tu que opinas ??

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  13. Muy bueno, yo creo que a la mayoria de los ingenieros junior les pasa esa realidad. Pero ese error te sirve para que nunca mas te equivoques.

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  14. Estoy a punto de graduarme de ing-civil Ucla y como me he identificado con este personaje xD, pero en mi caso al realizar pasantías.
    Muy buena Historia ya enfiefrao pa seguirla jeje.
    Saludos cordiales desde Barquisimeto.

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    1. Carlos, estamos muy agradecidos por el comentario. Muchos saludos a toda la siempre recordada UCLA

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