Día de playa en Villa Marina. Mi nueva amiga. RAMCODES. Inconformidad
con el densímetro nuclear. Dos valiosas lecciones de vida. Un enemigo
peligroso.
El camino a Villa Marina, una de las más hermosas
playas del oeste de la Península de Paraguaná, es fascinante y lleno de
contrastes. Una vez que dejas atrás el centro más poblado te recibe un desierto
que en una temprana mañana de sábado te sabe a aire fresco que te pega rabioso
en la cara mientras conduces un Jeep descapotable, y al voltear la cara al
puesto del copiloto no puedes evitar sonreír al darte cuenta que la persona que
lo ocupa también te estaba viendo y se ríe contigo. Y digo que es de contrastes
porque al pasar la entrada de Los Taques el desierto se te olvida con la
aparición de un hermoso e infinito mar azul, destellante y dispuesto a
recibirte con sus brazos abiertos. Aún sin recuperarte de tu asombro sientes el
rugir silencioso de las aspas de un parque eólico que como una gigante arboleda
artificial suma la tecnología al paisaje en una armonía surrealista.
Lorena, que pasó por mí bien temprano el domingo en su
Jeep descapotable, lucía hermosa con su atuendo playero de sandalias, shorts, blusa,
sombrero y lentes oscuros, con su sonrisa perfecta, blanca, de muchos dientes.
La noche del sábado, mientras “wasapeábamos”, sacó el tema de la playa y no
tardé un nanosegundo en proponerle pasar un sabroso día de playa en la
tranquila bahía de Villa Marina. Estaba dispuesto a conseguir un carro, pues no
me dejan sacar la pickup del trabajo, pero ella ofreció que fuéramos en el
suyo.
Decidimos pagar un día en un conocido resort de Villa
Marina para disfrutar la comodidad de sus instalaciones mientras platicábamos
de tantas cosas que dejábamos pendientes en nuestros cortos encuentros en la
piscina. Como llegamos temprano, escogimos una sombrilla con una excelente
ubicación y, tras pedir un par de bebidas refrescantes al camarero, nos
sentamos a conversar. Lorena tiene una personalidad encantadora, es divertida,
pícara y muy inteligente. Su agilidad mental hace que todo el tiempo tenga yo que
estar atento para leer entre líneas sus afirmaciones y descubrir mensajes
ocultos. Sus chistes y ocurrencias pronto rompieron el hielo y nos dejaron en
una posición mucho más relajada para hablar hacernos confidencias que nuestra
incipiente amistad ya necesitaba recibir.
Lorena Briceño es licenciada en educación con mención
en idiomas. Aunque nació y se crió en Mérida, estudió la preparatoria y toda su
carrera universitaria en Caracas, y a eso debo deleitarme con su acento que
tiene una idílica combinación entre merideño y caraqueño. Por el día da clases
en un reconocido colegio privado de la Comunidad Cardón, y por las tardes y
noches entrena a un equipo colegial de natación y a adultos. En su mejor época
fue espaldista y ganó dos veces la medalla de plata en 200 metros para
Venezuela en los Juegos Suramericanos. “¿Qué hace una mujer así aquí en este
lugar tan pequeño?”, me pregunté. Mi respuesta no tardaba en venir.
Una profunda decepción amorosa la hizo refugiarse
aquí, y ya tiene más de un año sintiéndose segura en este desierto, con una paz
que, según me explica, necesitaba para poder sanar. “Típicamente les echo un
parao a cualquier pretendiente, pero tú te me haces una persona de confianza y
yo necesito tu amistad. No necesito complicarme.”, me confesó.
Mi propio caso no es diferente. En el amor las cosas
hasta ahora no han ido bien, y estoy completamente dedicado a mi trabajo, y más
ahora que el número de retos crece sin parar, y tampoco quiero complicarme con
una relación amorosa. Creo profundamente en la amistad, y pienso que es uno de
los regalos más hermosos de la vida. Dejando aparte su hermosura, Lorena se me
hace una persona muy valiosa, y con unos interesantes valores que poco a poco
voy descubriendo, estoy convencido de que cultivar su amistad es algo que me
traerá mucha felicidad en el corto y mediano plazo.
Luego de almorzar y descansar Lorena me invitó a que
rentáramos una moto de agua para pasear por la bahía. Me pareció una actividad
arriesgada, sobre todo porque nunca me había subido en una, y mucho menos
manejarla, pero no era la hora de los pusilánimes. Yo no lo llamaría el machismo
sino la caballerosidad me llevó a invitarla de pasajera. La moto de agua no
tiene mayor ciencia; solo hay que apretar el acelerador y conducir.
—“¿Qué tal vas?”, le pregunté curioso cuando estábamos
lejos de la bahía.
—“Bien”, me respondió con un dejo de desgano. “¿Puedes
dejar que le dé yo?”.
Regresé de inmediato a la orilla para cambiar de
lugar.
—“¡Agárrate fuerte, Charlie!”, gritó mientras apretaba
el acelerador hasta el fondo.
Las pulsaciones de mi corazón subieron
exponencialmente y mis ojos se abrieron como dos lunas. Me abracé a su reducida
cintura como quien se abraza a la vida. Me sentí viajando en una frágil avioneta
en medio de una densa turbulencia. Los descansos de la velocidad eran para
hacer piruetas, giros, y hasta una zambullida que me recordó un sueño de niño
en el que viajo por el mar agarrado de la aleta de un delfín. Cuando volvimos a
la orilla escuchamos los aplausos de un corillo de bañistas que se habían
emocionado con las habilidades de Lorena en la moto de agua.
El día terminó con una sabrosa conversación a la
orilla de la playa mientras contemplábamos la negra silueta de un catamarán
dibujado en el sol que se sumergía en el horizonte del mar como un gigante
plato anaranjado. En el camino de regreso, Lorena se mofaba cada 10 minutos de
la forma como conduje la moto de agua con la onomatopeya de una desvencijada
locomotora. Reímos sin parar.
El domingo en la noche envié este correo electrónico a
Guerrero:
Guerrero,
RAMCODES es una
tecnología para diseñar y analizar geomateriales compactados. Tiene soluciones
para suelos compactados y mezclas asfálticas. En el campo de los suelos
compactados, el diseño de estos materiales se realiza estableciendo un grado de
compactación mínimo que garantice que el suelo va a tener la resistencia
requerida por el proyecto, bajos sus condiciones de hidratación y sobrecarga.
Este grado mínimo de compactación no siempre es 95% del Proctor, podría ser
más, para suelos de menor calidad, o podría ser menos, para suelos de alta
calidad. Pero el 95% del Proctor a priori no solo es un mito, sino que no
garantiza la seguridad del proyecto o se podría convertir en un gasto
innecesario de tiempo y dinero. En el caso de suelos de alta calidad o de
requerimientos bajos de resistencia, se han documentado ahorros de
tiempo-máquina a razón de 17% por pase de maquinaria. A pesar de que esta
tecnología ha sido utilizada mayormente fuera de Venezuela, existe una norma
venezolana, la Fondonorma NTF 2000-1:2009, que avala el uso de esta tecnología
como alternativa al criterio del 95% del Proctor. Para realizar los diseños
de suelo, RAMCODES utiliza un software llamado SoilDesigner.
Adjunto archivos
electrónicos en formato PDF de varios artículos en revistas especializadas y
congresos internacionales, y enlaces de blogs que soportan este resumen.
Espero que esta
información haya sido de ayuda. Quedo atento a cualquier otro requerimiento.
Ing. Carlos López
Pensé que sería un lunes tranquilo pues las
dificultades con B&S han ido pasando mientras nuestros procesos en oficina
y campo han comenzado a mejorar. Hoy era un día para dedicarlo a revisar
nuestros procedimientos para el ensayo Proctor y compararlos con la norma ASTM,
pero nuestra secretaria me da una mala noticia.
—“Carlos, no aparece el certificado de calibración de
tu densímetro nuclear”.
—“¡¿CÓMO?!”, pegué el grito al cielo. “Mr. Carlson me
va a colgar del mástil de su bandera tejana”, respondí comenzando a sentir el asfixiante
bombeo del susto desde mis vísceras hasta la cabeza.
Tras buscarlo desesperadamente por todos los archivos
de la oficina decidí llamar personalmente al proveedor para entenderme con él.
Ante mi voz alarmada, la secretaria de mi proveedor me pasa directamente con el
Gerente, quien con voz sosegada y tras verificar en sus registros de
calibración a mi equipo, me informa que el densímetro nuclear que uso jamás ha vuelto
a ser calibrado desde su compra hace año y medio, y que en el pasado hemos
desoído su aviso de servicio.
—“Pero Sr. Anchico, entienda que esta es una situación
muy difícil para mi empresa. ¿No habrá alguna manera de que Ud. me envíe un
certificado de calibración ahorita para yo salir de este apuro y luego le envío
el densímetro para que le hagan el servicio?”, le dije tratando de negociar en
medio de mi desesperación. Un silencio que me pareció muy largo del otro lado
del auricular me avisó que había cometido un error muy grave.
—“Hijo, te digo así porque me parece que eres muy
joven y percibo que no tienes mala intención”, me respondió el Sr. Anchico en
tono paternal. “Eso que me pides es imposible, va en contra de mis principios
personales y los de mi empresa. No hemos llegado a ser quienes somos por
accidente, sino por un diario cumplir de nuestros valores. Si me quieres tomar
un buen consejo, afronta tu problema, da la cara. Tal vez pases un momento muy
amargo, pero será solo ese momento y no el resto de tu vida”, finalizó en tono
grave.
Colgué el teléfono con la sensación de haber perdido
toda la sangre de mi cara. Esteves, mi jefe, acababa de llegar de la calle y le
comunico el grave problema en que estamos. No pude contener mis emociones y le
reclamé esta falla tan seria.
—“¡Ud. no da la cara a los clientes, la doy yo!”, le
dije en tono fuerte y bastante alzado para un empleado de mucho menor rango. “¿Cómo
es posible que hayamos llegado a esta situación?”, le volví a reclamar.
Sin darme cuenta, había subido tanto la voz que varios
empleados ya se habían asomado alarmados al pasillo donde discutía con Esteves,
quien parece no había pasado un buen momento fuera de la oficina y aprovechó mi
reclamo para de descargarse conmigo.
—“Mire, López, primero y principal yo soy su Jefe, así
que me va bajando el tonito ese gritao que no se lo aguanto a nadie”, me dijo
en tono amenazador. “Ese densímetro es su responsabilidad”, me dijo acentuando
con fuerza la palabra “su”, y agregó: “Así que si hay un problema con su
calibración es usted quien debe resolverla”, me espetó dándose media vuelta y
procediendo hasta su oficina. No había dado tres pasos cuando se regresó
acercándose peligrosamente a mi espacio íntimo para decirme en la cara con voz
grave y baja, y aliento a tabaco de mala calidad: “Y que sea la última vez que
me gritas”.
No solo estaba metido en un problema con Mr. Carlson,
sino que me acababa de granjear a un poderoso enemigo dentro de mi propia
empresa. Me salí de la oficina a caminar por un boulevard que está cerca.
Necesitaba aire fresco y un tiempo para pensar. Papayoda, mi amigo y guía
espiritual, me recomienda siempre hacer esto llegada una situación tan difícil.
No es bueno actuar desde el enojo y la frustración pues el error es seguro.
Pasados unos minutos de reflexión decidí enfrentar el problema; me di cuenta
que Esteves me acababa de poner en una situación de mucha ventaja, me llevó al
extremo, es decir, me di cuenta que la situación ya no podía ser peor, lo que
me quitó buena parte del miedo que me estaba paralizando. Llamé a la oficina de
Mr. Carlson para que por favor me atendiera de inmediato.
—“Charlie, what’s the matter?”, me preguntó con su
acostumbrada sonrisa, y agregó: “Estás pálido, ven y cuéntame qué te pasa”.
—“Mr. Carlson, tengo un problema muy grande con el
servicio que le estoy prestando y me siento muy apenado. Por favor escúcheme
con atención”.
Le relaté todo el problema esperando su comprensión aunque
ya estaba preparado para escuchar mi segundo regaño del día. Carlson me miró
con condescendencia y me invitó a caminar por un pasillo de pedestales de
fundaciones cuyos encofrados habían sido recientemente removidos.
—“En los trabajos de QA/QC, Charlie, lo que más se
agradece es la sinceridad. Siempre hay una solución para todo, pero la mentira
complica innecesariamente las cosas. Te voy a decir lo que vamos a hacer, vamos
a registrar esta inconformidad y luego te voy a enseñar un procedimiento que
vamos a emplear para resolverla. Estoy seguro de que te va a parecer muy
interesante y te resolverá problemas similares en el futuro. Ahora cálmate y
acompáñame a mi tráiler. ¿Trajiste tu densímetro?”.
Casi que corrí hasta mi pickup para bajar mi
densímetro. Al volver ya Carlson había salido de su tráiler y me esperaba en el
campo haciéndome una indicación con la mano de que lo acompañara hasta un
pequeño terraplén que había sido compactado recientemente.
—“Charlie, este backfill es un área terminada que ya
llegó al nivel de fundación y no vamos a utilizar sino hasta dentro de un mes.
Vamos a hacer cinco registros de densidad seca con tu densímetro nuclear en una
ubicación aleatoria, y luego vamos a volver a hacerlos más adelante cuando tu
densímetro haya vuelto del servicio para compararlos estadísticamente. Si hay
diferencia estadística entonces usaremos esa diferencia para corregir las
mediciones que hemos hecho antes, pero sino hay diferencia entonces las
mantendremos”.
No me fue difícil entender lo que Carlson quería
hacer, pero me surgió una duda que me preocupó como una daga en el costado.
—“¿Y qué pasa si hay corrección y con esa corrección
quedamos por debajo del 95% del Proctor?”, pregunté.
—“Charlie, cuando lleguemos a ese puente lo cruzaremos”.
—“¿Por qué no registramos las lecturas de la humedad
también?”, agregué pensando en que ya estaba haciendo muchas preguntas.
—“No tendría sentido, Charlie, la humedad de hoy va a
cambiar notablemente con respecto al momento cuando tu equipo vuelva del
servicio; en cambio, si nadie toca este backfill la densidad seca permanecerá
intacta”. Y agregó, “de todas maneras la humedad no me sirve de mucho para
hacer cumplir la especificación constructiva, sino garantizar el 95% del
Proctor”, remató.
Me causó curiosidad la forma como Carlson establecía
aleatoriamente los puntos para medir. Medimos a pasos el ancho y largo del
terraplén, y luego establecía las coordenadas de cada punto de medición sobre
el terraplén multiplicando en su calculadora la función #RAN(), que devuelve un
número aleatorio entre 0 y 1, por el número de pasos del ancho, para la
distancia en equis, y del largo, para la distancia en y, respectivamente,
redondeando al entero más próximo. Mientras hacía las mediciones aproveché para
preguntarle por qué tenía que ser aleatorio.
—“Muy fácil, Charlie, para garantizar que lo que
medimos no dependió ni de ti, ni de mí, sino que cada centímetro cúbico del
terraplén tuvo la misma oportunidad de ser medido”.
—“¿Y si no tengo densímetro cómo vamos a hacer las
mediciones de mañana?”, le pregunté.
—“Imagino que tienes sand-cone, ¿verdad?”.
Luego de terminar y hacerme firmar una planilla con la
inconformidad redactada en su mejor inglés, nos despedimos. Mis hombros se
sintieron relevados de una pesada carga.
Llegando a mi oficina activo mi celular y aparece un
e-mail de Guerrero.
López,
Recibí la
información, gracias. Necesito que me acompañes mañana a las 7:30 am a una
nueva reunión sobre el tema del relleno en la Desalinizadora. El consultor de
GMG va a presentarnos la tecnología RAMCODES.
VG.
Ya en la oficina, apenas logro sentarme en la
computadora, le escribo un correo electrónico al Sr. Anchico para agradecerle
su consejo y para que me indique el procedimiento, costo y duración del
servicio de calibración de mi densímetro.
Una vez terminado esto le informo a Esteves que ya
había logrado resolver el problema y que recomendaba enviar el otro densímetro
de la compañía también a calibración. Esteves me hizo un ademán desganado y
antes de que pudiera salir yo por la puerta de su oficina me preguntó:
—“López, no vi en mi oficina el viernes tu reporte
semanal, ¿qué pasó?”.
Lo había olvidado por completo. Ahora más que nunca
siento que necesito un asistente o me voy a volver loco.
—“Disculpe, lo voy a terminar y se lo envío por correo”,
respondí.
Ya el trato con voz golpeada y a ritmo de “usted”
demostró que mi relación con Esteves no estaba viviendo su momento estelar
precisamente.
—†—
Freddy J. Sánchez-Leal
@ramcodesCEO
Lee el 4to Capítulo LA DESALINIZADORA aquí http://blogramcodes.blogspot.com/2012/09/cap-4-la-desalinizadora.html
Lee el 4to Capítulo LA DESALINIZADORA aquí http://blogramcodes.blogspot.com/2012/09/cap-4-la-desalinizadora.html
Wooouuu!!!!!!!!!!!! Increible que logres captar mi atencion con todo esto que escribes!!!!! Super-buenisimoooo!!!!!!!!!!!! Lo que inicio como una historia común, ha logrado arrancarme una sonrisa inigualable y un hambre de conocimientos acerca del método RAMCODES.... Lamento mucho no lograr asistir al encuentro que realizastes este mes pasado a mi ciudad (Valencia)... Pronto tendré la enorme satisfacción de conecerle... Mis respetos. T.S.U. José Daniel Artuño.
ResponderEliminarJosé Daniel, muchas gracias por este comentario. Lo aprecio mucho. Claro que sí. El 23 de octubre iniciamos un entrenamiento online sobre RAMCODES en suelos compactados, y en noviembre (en una fecha por definir) vamos a tener un gran seminario online gratuito. La información del entrenamiento online la podrás conseguir en una de las pestañas de este blog, y del seminario ya subiremos la información. ¡Saludos!
EliminarEXCELENTE DIOS SIEMPRE NOS ACOMPAÑA SOLO HAY QUE TENER FE, Y SEGUIR ADELANTE ESTO QUE ACABAS DE CONTAR YO HUBIESE HECHO ALGO SIMILAR, ES INTERESANTE DE VERDAD MUY INTERESANTE HISTORIAS DE LA VIDA COTIDIANA, DE LOS PEQUEÑOS ERRORES DONDE SIEMPRE BUSCAMOS CULPABLES Y QUEREMOS DESAHOGARNOS TENIENDO CUALQUIER REFLEJO REPENTINO AL MOMENTO SIN DARNOS CUENTA, PERO ES TIEMPO DE REFLEXIONAR Y ENFRENTAR
ResponderEliminarGracias, José Ángel, por este interesante y pertinente comentario. Muchos saludos.
EliminarExcelente iniciativa, mis respetos y admiración tanto por la manera de presentar tu historia como por los datos técnicos y consejos que aportas. Diego Gómez. Arq. e Ing. Civil desde Cali, Colombia.
ResponderEliminarEstimado Diego, agradezco mucho el comentario y lo atesoro como un aliciente para seguir adelante. Saludos.
EliminarUna historia que atrapa, amena e interesante. Buena narrativa. Felicidades, ya tienes otra profesión a la que podrías dedicarte.
ResponderEliminarAgradezco mucho el comentario. Me anima a seguir escribiendo. Muchos saludos y qué honor para mí que lean estas líneas.
EliminarUna historia muy interesante , amena y muy ilustrativa. Solamente he logrado leer los primeros seis capítulos. Por favor si al día de hoy se han publicado otros artículos con esta misma dinámica me gustaría me dijeras donde los puedo conseguir . Felicidades y muchas gracias por tus grandes aportes a nuestro permanente conocimiento.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Vamos por más capítulos en los próximos meses. Hemos tomado un lapso para atender otros compromisos.
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